El 14 de abril de 1931, se proclamó la II República Española en el medio de un gran entusiasmo, pero con casi todos los grandes
problemas no resueltos. Entre estos se encontraban algunos que afectaban especialmente el territorio gallego.
Los problemas agrarios se
deben a la dificultad de aplicación en nuestro país de la reforma agraria
republicana, motivado por las
deficiencias del Decreto de
los Consejos de reembolso aprobadas
en 1923. Debido a sus particularidades históricas y
socio-económicas, Galicia precisaba de una legislación agraria adecuada a sus
necesidades. Pero esto no llego a
existir nunca. Además de esto, los efectos de la crisis de1929 se notaron en
nuestra comunidad, a pesar de su aislamiento económico, de forma que toda su
estructura agropecuaria se vio resentida. A pesar de lo dicho, algunas de las
propuestas de la reforma republicana van a tener una aplicación directa y
positiva en su territorio, como puede ser la promoción de cooperativas, la
creación de créditos agrícolas, la mejora de canales de comunicación, la
declaración de la pequeña propiedad como patrimonio inembargable…
El problema de la autonomía cuenta con escasas peticiones
al principio del régimen. A pesar de esto, debemos recordar que esta ya estaba
presente antes del comienzo de la II República, puesto que en la Asamblea
Nacionalista de Monforte de 1922 ya se demandaba la instauración de un régimen
federal a nivel ibérico, donde Galicia tendría casi plena autonomía.
Durante la segunda república, en el seno gallego
(concretamente ourensanas), sobresalen una serie de mujeres ya entradas en la
edad adulta. En las próximas entradas observaremos más de cerca a cada una de
ellas, centrándonos en la manera en que la república influye en sus vidas y los
hechos más importantes que las distinguen del resto. Ellas son: Paz Parada
Pumar, Dora Vázquez Iglesias, Olimpia Valencia López, Eugenia Pereira
Rodríguez, Irene Álvarez Veras, María del Patrocinio Armesto Alonso.
Fuentes: Ramón Tamames y Carlos Seco Serrano.
Autoras: Laura González Legall y Clara Calvo Penín
No hay comentarios:
Publicar un comentario