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domingo, 11 de mayo de 2014

Desarrollo de la Revolución en Asturias(y II)



Tan sólo en Asturias la orden de huelga general pacífica se convirtió desde el primer momento en una verdadera insurrección; el sector con más experiencia, con mayor grado de organización y preparación, la minería asturiana, no dudó en aprovechar la ocasión para lanzarse a una auténtica revolución social.
En la madrugada del 5 de Octubre de 1934 las cuencas del Narón y del Caudal temblaban bajo el efecto de la dinamita. El primer objetivo serán los cuarteles de la Guardia Civil. Se trataba de anular a la fuerza armada gubernamental antes de que pudiera intervenir, además de hacerse con su armamento. En Langreo, la benemérita opondrá una seria resistencia. El cuarte de Ciaño tardará más de diez horas en entregarse, tras haber sufrido un alto número de bajas. En Sama, se combatió prácticamente durante casi dos días entre las fuerzas obreras y los guardias.
Controladas las fuerzas gubernamentales, el objetivo de la Alianza Obrera se centrara en la toma de la capital de la región, para lo que partieron desde las cuencas del Nalón y del Caudal columnas de combate compuestas por mineros y metalúrgicos de ambas cuencas. Estas fuerzas se enfrentan en la Manzaneda con las tropas gubernamentales y, tras vencer, entran en Oviedo, donde sigue la lucha, llegando a ocupar y dominar toda la ciudad, excepto la Catedral y el Palacio del Gobernador. La toma de la fábrica de Trubia había supuesto un importante refuerzo para los revolucionarios en cuanto a armas más adecuadas (rifles y ametralladoras).
El proletariado ovetense, frenado por sus dirigentes para respetar la consigna de huelga pacífica, no entra en acción hasta que llegan las columnas mineras a las puertas de la capital. Este retraso hace que gran parte de las energías se gaste en esta lucha por domina Oviedo. Igual retraso se da en Gijón, que hasta el día 6 no inicia la insurrección y, además no con la fuerza que en la cuenca minera, de hecho en Gijón el movimiento prácticamente no sale de tres barrios obreros.
En la lucha que se desarrolla en Oviedo destaca la figura de una joven de 16 años, Aída Lafuente, afiliada a las Juventudes Comunistas, que se convirtió en símbolo de la lucha obrera asturiana.
En los días 10ny 11 de octubre, unidades del ejército al mando de López Ochoa consiguen romper las líneas obreras, pasando al contraataque. Será el comienzo del fin. Además, Asturias se había quedado sola en el intento de redención revolucionaria. La suerte echada, pues el ejército español también rompe la resistencia y el bloqueo a que estaba sometido en el sur de la región, mientras la Armada controla la costa de Gijón. No queda otra opció sino el repliegue hacia las cuencas.
A la vista de la situación del Primer Comité revolucionario de gobierno, de mayoría socialista y presidido por Ramón González Peña organiza la retirada, pero anarquistas y comunistas o estaban de acuerdo, por lo que ese Primer Comité, convencido además de que el movimiento sólo continuaba en Asturias, se disuelve y huye.
Un Segundo Comité revolucionario, con mayoría de jóvenes comunistas, empieza a funcionar el día 12 bajo la consigna de combatir no calle por calle, sino casa por casa; esta situación se producía justamente cuando entraba en Oviedo las tropas africanas del ejército, iniciándose una guerrilla defensiva. La escasez no de armas, sino de municiones, limitará la acción de los insurrectos hasta su rendición.
Una vez ocupada Oviedo por las tropas del gobierno, se produjo una retirada masiva de los revolucionarios hacia la cuenca del Nalón,  allí se produjo, como en Oviedo, una feroz resistencia. Precipitadamente se constituyó en Sama de Langreo el Tercer y último Comité Revolucionario (13 de octubre), presidido por Belarmino Tomás, que será el encargado de negociar con el general López Ochoa las condiciones de la rendición, quien le exigirá la entrega de armas y prisioneros por parte de los sublevados. Por su parte el General López Ochoa se comprometió a no emplear las fuerzas regulares moras y la Legión e la ocupación definitiva de la cuenca minera. El día 19 se pactó esta rendición y es la fecha que pone fin a la revolución de Asturias. Faltando al compromiso pactado, las tropas coloniales y la propia Guardia Civil se encargarán en los días siguientes, de la “limpieza” de las cuencas, que tendrá como consecuencia una durísima represión.
Durante estas dos semanas que duró la insurrección en Asturias, la capacidad de gestión de que dio muestras el proletariado se puso de manifiesto en la creación de distintos comités, compuestos por overos y mineros, y en algunos casos también por sus mujeres, hijos e hijas, que sustituyeron a las autoridades anteriores, y que se responsabilizaron de diferentes sectores como la “Información Revolucionaria”, la “Gestión Industrial”, Los “Transportes” o el “Orden Público”, la “Sanidad”, etc. Fueron precisamente esos comités quienes llevaron a cabo una auténtica revolución socialista

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