Azaña y el Estatuto
de Autonomía de Cataluña
No se puede entender la autonomía, no
se juzgarán jamás con acierto los problemas orgánicos de la autonomía, si no
nos libramos de una preocupación: que las regiones autónomas, no digo Cataluña,
las regiones, después que tengan la autonomía, no son el extranjero, son
España, tan España como lo son hoy; quizás más, porque estarán más contentas.
No son el extranjero, por
consiguiente, no hay que tomar respecto de las regiones autónomas las
precauciones, las reservas, las prevenciones que se tomarían con un país
extranjero, con el cual acabásemos de ajustar la paz, para la defensa de los intereses
españoles. No es eso.
Y, además, hay otra cosa. Que votadas
las autonomías, ésta y las de más allá, y creados éste y los de más allá
gobiernos autónomos, el organismo de gobierno de la región, en el caso de
Cataluña, la Generalidad, es una parte del Estado español, no es un organismo
rival, ni defensivo, ni agresivo, sino una parte integrante de la organización
del Estado de la República española. Y mientras esto no se comprenda así,
señores diputados, no entenderá nadie loquees la autonomía. (...)
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