UBICACIÓN, FINALIDAD Y ESTRATEGIA DE LA BATALLA.
En el avance de la guerra
hacia el mediterráneo, primero encontramos batallas en Teruel y Aragón y
posteriormente en el Ebro. La llegada
franquista al mediterráneo produjo una gran desmoralización en las tropas republicanas.
La sensación de derrota comenzó a extenderse y era imprescindible retomar la
iniciativa. Llevan a cabo una gran ofensiva en el Ebro gracias a la ayuda que
reciben de la Unión Soviéticas en una de las aperturas de la frontera de
Francia. El 25 de Julio las tropas republicanas atacaron en masa y consiguieron
cruzar el rio Ebro en dirección a Gandesa. Avanzaron 35 km donde envolvieron al
enemigo pero no pudieron continuar avanzando debido a la gran cantidad de
soldados sublevados. Comenzó una autentica
guerra de desgaste que conto con pérdidas humanas y materiales. A finales de
octubre los franquistas obligaron a los republicanos a replegarse al otro lado
del rio dejando el camino expedito hacia Cataluña y Valencia. El 15 de
noviembre termina la batalla debido a que se agotan las últimas reservas
republicanas. Además, el Comité de No Intervención consiguió la retirada de las
Brigadas Internacionales que apoyaban a la República, al contrario que con la
ayuda italiana al bando sublevado que conto con ella hasta el final.
El fin del bando republicano
era intentar detener el avance sobre
Cataluña y Valencia y, en el caso de
conseguir una victoria, negociar la paz con el bando sublevado. El objetivo de
los republicanos era derrotar al ejército nacional o al menos prolongar la
guerra civil para conectarla con una futura segunda guerra mundial. Sin embargo
las intenciones del gobierno del Frente Popular fracasaron. Las divisiones
republicanas, no sólo no consiguieron derrotar a su enemigo, sino que
además la batalla del Ebro acabó siendo
una batalla de desgaste que les resultaría fatal.
La maniobra
fue planeada por el general Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor Central del
ejército republicano. Mandaba dicho ejército compuesto por cerca de 100.000
hombres, más otros tantos de reserva Juan Modesto Guilloto, teniendo a sus
órdenes los cuerpos de Ejército V, XII y XV, a los que se incorporaron algunas
divisiones pertenecientes al Ejército del Este. La operación diseñada por el
general de la República Vicente
Rojo, fue una brillante acción técnica y estratégica, pero
un fracaso táctico debido a las limitaciones de Ejército Popular,
ventaja que aprovechó Francisco Franco con
una descarnada estrategia
de desgaste. Ni Franco era un necio, ni Rojo un
genio; el primero, que no era un gran estratega, según sus palabras, escogió,
sin embargo, la mejor opción para sus objetivos, y el segundo, aunque
imaginativo y hábil, se equivocó en
cambio con una batalla que no podía ganar y que en ese
momento ya no le podía brindar ninguna ventaja estratégica.
Fuentes
Grandes Batallas- Paco Domingo
La aventura de la historia: “La Batalla del Ebro” Jorge
Martínez Reverte
Autor
Leila Paradela Vázquez
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