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domingo, 4 de mayo de 2014

EUGENIA PEREIRA RODRÍGUEZ



Nacida en O Carballiño en 1895 fue la primera mujer gallega que obtuvo la licenciatura en Farmacia. El 7 de abril de 1895, en O Carballiño, Maximino González Álvarez asienta a  una niña nacida el día 3 de Abril de ese año. Nació en casa de Purificación Rodríguez que era comerciante. En 1913 fue reconocida por su padre, César Pereira Munín, abogado.
Nieta de un notario e hija de abogado, formó su espíritu en la extensa y variada biblioteca familiar. La riqueza de las ideas adquirida a través de la lectura y ampliada por su imaginación, contrastaba con la pobre realidad de su aldea natal, O Carballiño. Se licenció en Santiago con un sobresaliente en 1921, y dos años después obtuvo el premio extraordinario de fin de carrera de la Licenciatura de Ciencias, convirtiéndose en la primera licenciada oficial de la carrera de farmacia. Completó este magnífico resultado doctorándose en Madrid en las dos licenciaturas. Más tarde amplió sus estudios de Enología en la École de Chimie de Burdeos (Francia) en el año 1923, con el fin de volver a Galicia a ocuparse de los viñedos del patrimonio familiar. Al poco tiempo consigue una beca para estudiar en el Instituto Pasteur de París. Fue acompañada de su hermano Pablo, diez años menos que ella, porque una mujer se esa época no podía viajar sola. De vuelta a España gana las oposiciones de Jefa del Laboratorio Químico de Aduanas de Barcelona, en espera de que se cree la plaza en Vigo. Allí lucha por integrarse en su nuevo ambiente sacando adelante iniciativas y trabajos. En un mundo de hombres crea su propio laboratorio, primero llamado Pemur y más tarde Pereira. La pequeña empresa, en contra de los pronósticos iniciales, comienza una exitosa historia con la producción de innumerables productos para el tratamiento del calzado, pasta dentífrica Pemur, el dentífrico líquido Fluident, o antibióticos. Fabricó el primer detergente líquido que se comercializó en España. Hasta los ochenta años se ocupó personalmente de la gestión y dirección de su farmacia-laboratorio. Murió en 1984 dejando tras de sí una vida de trabajo, esfuerzo y, sobre todo, una impresionante capacidad para esquivar, de una u otra manera, todo lo que se oponía a sus aspiraciones, siendo ella misma y salvando sus propias circunstancias.
Fuente: Concello de Carballiño Alejandra Juno Rodríguez Villar.
Autoras: Laura González Legall y Clara Calvo Penín.

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