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domingo, 11 de mayo de 2014

La represión(y III)



Muchas fueron las causas que desembocaron en la derrota. Pero la fundamental fue una razón política: el aislamiento de la insurrección en una sola zona del Estado. La derrota fue cruenta y sangrienta especialmente para la clase obrera. A nivel de todo el estado español se contabilizaron 3.000 bajas, 7.000 personas heridas y 30.000 detenidas o encarceladas, como Largo Caballero y Azaña.
En cuanto a Asturias parece que la revolución produjo más de 1.000 muertes. Pero la derrota significaba también el inicio de una prolongada represión sobre los sectores más combativos de la clase trabajadora asturiana. Una vez acallada la prensa de izquierda mediante la aplicación de una rigurosa censura sobre los acontecimientos de Octubre, se desató una airada campaña destinada a ofrecer una particular e interesada versión de las “atrocidades rojas” y, en consecuencia, a exigir un castigo ejemplar de los/las insurrectos/as. Las muertes por ejecuciones sin juicio previo son numerosas y ejemplo de ello son las masacres del Tercio en localidades como Villafría; los asesinatos del Cuartel de San Pelayo en Oviedo o las 24 personas ejecutadas en Carbayín; de hecho cronistas muy proclives a la derecha admiten que el número de ejecuciones ilegales durante esta represión pasó de 00. Consecuencia también del duro proceso represivo es la detención de 27.000 personas; la mayor parte de ellas sufrirán torturas, tanto para obtener información como para propagar un ambiente de terror. Torturas, razias o saqueos de pueblos enteros, “desaparecidos” o “suicidios” en las cárceles asturianas pasan a ser algo habitual a partir de entonces.
Las mujeres, especialmente las de las cuencas y del Caudal, no son ajenas a esta represión que sufren junto a los hombres y como ellos, en muchos casos, por el simple hecho de estar afiliadas a partidos o sindicatos obreros de izquierda; también por haber apoyado a sus maridos, compañeros o hijos durante la revolución. La represión y la persecución política sobre éstas se traduce en detenciones temporales sin cusa justificada, malos tratos, registros intempestivos de sus domicilios, obligación de presentarse en los cuarteles de la Guardia Civil periódicamente, etc.
Además de todos estos “castigos”, las fuerzas burguesas se tomarán otro tipo de venganza: la anulación de los contratos de trabajo. El Gobierno suspenderá la actividad de todas las organizaciones obreras, políticas o sindicales, que habían participado en la revolución, y el ayuntamiento de Langreo constituido en 1931 por voluntad popular es destituido por el Gobernador Civil, siendo sustituido por una Junta Gestora de ocho miembros.
La represión gubernamental provocará una solidaridad y unión entre todos los grupos de izquierdas nunca conocidas. La crudeza de la represión soliviantó los ánimos y tuvo como consecuencia una campaña a favor de la amnistía de los represaliados. En esta campaña destaca el papel jugado por la organización femenina más importante de estos años: la Unión de Mujeres Antifascistas (UMA).



FUENTES HISTÓRICAS:
ü  Libro de pecharromán.
ü  I.E.S. “Cuenca del Nalón” (Luz Mª García Sánchez).
AUTORES:
ü  Aitor López Moure Nº9.
Erik Rúa Fernández Nº14

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