Cuestión
autonómica
La
represión de los nacionalismos por parte de Primo de Rivera contribuyó a
agravar el problema de las autonomías, sobre todo en Cataluña y el País Vasco.
Le tocaba a la República resolverlo como consecuencia de su proyecto
democrático global para España.
Cataluña
es donde el nacionalismo tenía más fuerza, debido a la mayor difusión de su
idioma y a que agrupaba los partidos catalanes de derecha e izquierda.
Los
resultados electorales de abril de 1931 situaron a Esquerra Republicana,
partido que agrupaba a los nacionalistas, dirigidos por Francesc Maciá, como
fuerza política suprema en Cataluña. Para llegar a un acuerdo, tres ministros
del gobierno provisional viajaron a Barcelona, allí se constituyó un gobierno
catalán –la Generalitat– que elaboraría un Estatuto de Autonomía; el “estatuto
de Nuria” (lugar donde se redactó), sometido a consulta popular obtuvo una
espectacular aprobación y sería presentado en las Cortes Constituyentes.
El
Estatuto de Cataluña fue aprobado en septiembre de 1932 tras poner de acuerdo
con la Constitución la asignación de una serie de competencias al gobierno de
la Generalitat, mientras que otras quedaban reservadas al gobierno de Madrid.
El catalán se consideraba idioma cooficial y habría un Parlamento Catalán.
El
País Vasco: El PNV tenía una marcada tendencia católica y durante el período
republicano este nacionalismo evolucionó hacia una democracia cristiana, con
unos jóvenes dirigentes como José Antonio Aguirre que defendieron un programa
de reformas sociales avanzadas. Pero no se dio ninguna solución al problema del
Estatuto Vasco durante el Bienio Reformista.
Las
regiones valenciana y gallega solicitaron también la tramitación de estatutos
de autonomía, pero su proceso fue muy lento.
Tras
haber analizado un estudio sobre las reformas del primer bienio de Azaña, como
conclusión y balance del Bienio reformista, esta primera etapa republicana fue
también la primera ocasión en que se plantearon globalmente los problemas más
graves de la vida española con voluntad de resolverlos definitivamente. Se
puede decir que el gobierno reformista consiguió algunos resultados positivos
como en la cuestión catalana y las reformas militares y sociales. Sin embargo,
en otros asuntos el balance fue mucho más negativo; tal es el caso de la reforma
agraria y la cuestión religiosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario