El Frente Popular, futuro
ganador de las elecciones , en la prensa.
La campaña electoral fue
agitada y tensa, pero sin llegar a la dialéctica de pistolas. Los partidos
pusieron en marcha toda su maquinaria política propagandística y los espacios
públicos presenciaron la disputa electoral; todo el mundo sabía la importancia
de las elecciones, que se reflejaría en la propia campaña y en el nivel de
participación en las urnas. Debido a la voluntad democrática de todos los
partidos, pocos podían pensar que todo acabaría en una Guerra Civil, a pesar de
la existencia de proyectos de insurrección o fuerzas anti-sistema. Las urnas no
fueron descartadas, ni si quiera por aquellos que no creían en ellas.
Los resultados de estas
elecciones fueron casi un empate entre derechas e izquierdas, imponiéndose más
la segunda en los núcleos urbanos. No obstante aunque ganase el Frente Popular,
las derechas desunidas habían tenido en conjunto más votos que la izquierda, lo
que si en algún caso, se hubieran unido, tendríamos un gobierno de otro signo
político.
El Frente Popular, era un
pacto esencialmente electoral, pero no de gobierno. Ya en el Parlamento, el
poder real recaía principalmente sobre los republicanos, y el resto de partidos
de la coalición, le prestaban apoyo. El 19 de febrero, Manuel Azaña forma
gobierno con representantes de Unión Republicana
e Izquierda Republicana únicamente.
Las primeras medidas
tuvieron un amplio consenso en la cámara, tanto por parte del resto de partidos
del Frente como de la CEDA. Dos días más tarde se puso en movimiento la ley de
amnistía de los sucesos de octubre y la rehabilitación de funcionarios y
readmisión de despedidos por los mismos hechos. Además, se recuperaba la
Generalitat, como institución de Gobierno de Cataluña, el Parlamento catalán y
el Estatuto de autonomía.
Por otro lado, también se
pusieron las primeras bases en el ámbito agrario para que, finalmente, el 15 de
junio, se produjera la reposición de la Ley de bases de reforma agraria de
1932, insignia del primer bienio.
A finales de febrero
quedaban suspendidos los juicios de desahucios contra los arrendatarios,
mientras que los jornaleros extremeños volvían a disponer de las tierras. Acto
seguido, a mediados de marzo, se declaraban expropiables con indemnización los
grandes latifundios y llevándose a cabo una primera ocupación temporal mientras
se legalizaba la situación y el reparto (Aproximadamente unas 200.000 hectáreas).
Así, miles de campesinos ocuparon las tierras latifundistas de Andalucía,
Extremadura y Castilla la Nueva. Sin embargo esta situación, junto con la
agitación campesina aumentó la alarma de los propietarios y la conflictividad
social.
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