Fue el nacionalismo político
de Irmandades da Fala, el que formuló claramente la demanda de una “autonomía integral” para Galicia. Esta
corriente autonomista quedó detenida perno no truncada con el golpe de estado
de 1923: pues la dictadura de Primo de Rivera alentó un doble proceso político.
En primer lugar, la recuperación del republicanismo como alternativa viable
para hacer frente a la crisis del liberalismo oligárquico de la época de la Restauración; y en
segundo lugar, reforzó la posición de los nacionalismos periféricos, cuyos
símbolos y organizaciones fueron objeto de persecución por el régimen
dictatorial. La conjunción de estos dos procesos se decantó en los años 1929 a
1931 con la progresiva confluencia entre republicanos, socialistas y
nacionalistas (catalanes y gallegos, e en menor medida, vascos), que de esta
manera contribuyeron a traer el régimen republicano a España. En el Pacto de
San Sebastián, subscrito en verano de 1930, ejemplifica esta convergencia de
fuerzas políticas antimonárquicas. La llegada de la II República en 1931,
después de unas elecciones municipales ganadas por los candidatos republicanos
en las grandes ciudades, incluidas las de Galicia, abrió novas expectativas
para un nuevo diseño de poder político en España, que, para muchos coetáneos,
consistía en la llegada de una república federal.
El ideario federal estuvo
presente en diversos actos de proclamación de la República, pero este entusiasmo
federal fue cortado de raíz a los pocos días por el Gobierno provisional de la República. Quedó
en pié la posibilidad de establecer regímenes de autonomía en algunas regiones,
aceptados por la
Constitución republicana de 1931.
En el umbral de los años
treinta el panorama de las fuerzas republicanas en Galicia no difiere gran cosa
del correspondiente en el resto de España. Los núcleos republicanos más
importantes se localizan en las capitales (La Coruña, Pontevedra) y en las zonas industriales
(el litoral pontevedrés, la zona de Lemos con el ferrocarril…). Es Coruña el
feudo republicano más importante; allí se dan cita los republicanos de
izquierda de Casares Quiroga, los nacionalistas de Villar Ponte, los radicales
de Abad Conde, varias agrupaciones socialistas…En Santiago sobreviven algunos
núcleos federales, distanciados de las demás iniciativas republicanas. En Vigo,
tienen relativa fuerza los socialistas. En Pontevedra existe un fuerte núcleo
radical alrededor de Emiliano Iglesias. En Lugo y Ourense, sin embargo, los
monárquicos constituyen abrumadora mayoría, así como en el campo, con las
excepciones de los ayuntamientos y parroquias que contaban con organizaciones
agrarias o socialistas.
Siguiendo la serie de
uniones y pactos que, durante el año 1930 y comienzos del 31, se suceden en
todo el Estado, los republicanos gallegos, fundamentalmente el PRR y los
federales, inician una serie de
acercamientos que a iniciativa de la
ORGA, culminarán en el conocido Pacto de Lestrove. A dicha
reunión, celebrada en el Pazo de Lestrove, en las cercanías de Padrón, el día
26 de marzo de 1930, asistirán representantes de todas las tendencias
republicanas, con inclusión a título personal de varios exmilitares de CNT que
formarían posteriormente en el partido de Pestaña, y la ausencia del PSOE.
En Lestrove se crea la Federación Republicana
Gallega, encargada de establecer una línea estratégica conjunta de los
republicanos gallegos y se comprometen a procurar un régimen autonómico a la
región. Al mismo tiempo se nombra a Casares Quiroga representante gallego en
San Sebastián, lo que demuestra el mayor peso de ORGA dentro de la Federación. En San
Sebastián, ya fuese por la falta de interés de Casares Quiroga, ya por la
escasa fuerza del republicanismo gallego, y el problema de la autonomía fue
soslayado y únicamente rozado a nivel general.
En los meses siguientes, la
conciencia autonomista realizó considerables progresos, hasta el punto de que,
en octubre de este año dirigentes de la
FRG como Casares y Basilio Álvarez, galleguistas como Otero
Pedrayo y Alfonso Rodríguez Castelao y algún monárquico liberal, como Manuel
Portela Valladares, suscribieron el Compromiso de Barrantes, por el que se mostraban
de acuerdo en que “sólo la autonomía plena puede dar satisfacción a los
derechos y a los problemas de Galicia” y exigían “la galleguización de la Universidad Compostelana
y demás centros de enseñanza; la co-oficialidad de los idiomas gallego y
castellano; la liberación de la tierra y la dignificación social del
campesinado.
Xosé Vilas
Nogueria y Alfonso Alfonso Bozzo
Pilar Rojo
Noguera, Ramón Villares y Roberto L. Blanco Valdés
Enciclopedia:
Historia de Galicia
Edicións A nosa terra
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