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lunes, 21 de abril de 2014

Antecedentes históricos(y I)



1-Uno de los grandes intentos de estructuración del Estado lo constituye el federalismo en el seno de la I República. El federalismo primargalliano, si bien desconoce razones históricas y culturales, admite que uno de los pactos sociales sea tratado a nivel de región histórica. En su concepción de la sociedad como una serie de pactos escalonados, el primargallismo condiera que la legitimidad de los particularismos debe asentarse en el pacto democrático. Por otra parte, la mística federal del progreso universalista difícilmente compaginaba con el primitivismo atribuido a la lengua y cultura gallega, en pleno Rexurdimento por esas fechas. No obstante, aunque por distintos caminos ideológicos, federales y regionalistas llegaban a similares conclusiones.
2- La Restauración, con lo que significó de recuperación oligárquica y marginación de los núcleos republicanos, federales y carlistas, va a potenciar un acuerdo entre excluidos. Siguiendo a Isidre Molas y salvando las distancias que separan el caso catalán del gallego (inexistencia en Galicia de una burguesía enfrentada a la Restauración; escasa fuerza del carlismo, reducido a ciertos sectores del clero y del señoritismo rentista…), la Restauración ocasionó una especie de compromiso entre carlistas y federales; para ello, aquéllos recalcarán su aspecto foralista y éstos el aspecto federal, relegando a un segundo plano la incompatibilidad de la forma republicana con la cuestión dinástica. Esta especie de de compromiso entre marginados estaría plasmado, a nivel teórico, en la obra de Alfredo Braña; dicha obra trataría de integrar el tradicionalismo con aspectos federales y ofrecer así una alternativa regionalita. Por otra parte, se observa cómo, a partir de este momento, comienzan a producirse interferencias entre el republicanismo no federal y el regionalismo: se cuestiona el regionalismo de Brañas, Murguía, etc, desde ángulos liberales y se perciben, tímidamente las primeras influencias regionalistas en el republicanismo. Síntoma de que una nueva clase pequeño burguesa comienza a asumir la reivindicación gallega.
3- Otro momento de potenciación de la reivindicación nacional gallega corre a cargo del movimiento agrarista que se desarrolla entre 1907 y 1916, y que constituye una de las más grandes movilizaciones de masas registradas en Galicia. Hablar de agrarismo gallego es evocar inevitablemente el nombre de Basilio Álvarez, famoso abad de Beiro, agitador de inflamada oratoria que más tarde acabará militando en el lerrouxismo. Basilio Álvarez orientó y en gran parte condicionó el movimiento agrario gallego, cuyos antecedentes había que buscarlos en la alianza electoral de Solidaridad Gallega y los redencionistas del Director de Teis. Unos y otros coinciden en las primeras Asambleas agrarias de Monforte en las cuales se va conformando el programa agrario y se abandonan reivindicaciones más generales de origen solidario.
En agosto de 1912, un grupo de intelectuales gallegos, encabezados por Basilio Álvarez, lanza el manifiesto de la Liga de Acción Gallega. A partir de este momento, el movimiento agrario cobrará nuevo impulso y mayor radicalización. El caciquismo, la abolición de los foros y la necesidad de una verdadera representación gallega en las Cortes que recogiese los ecos de las luchas agrarias, serán temas centrales en su actividad.
4- Son muchos los autores que emparejan el nacimiento del nacionalismo gallego con la fundación de la primera Irmandade da Fala. El hecho ocurrió en el año 1916 en Coruña, siendo su principal protagonista el periodista Antón Villar Ponte. Alrededor de las Irmandades, una intelectualidad pequeño burguesa se preocupa por buscar una solución política a los problemas de Galicia. Con las Irmandades da Fala nace el galleguismo político, disimulado bajo fines culturalistas. No está demasiado claro como asegura Alfonso Bozzo, la consecución de la revolución burguesa en Galicia y la descentralización del aparato de Estado que posibilitase aquella.
Portada del Estatuto De Autonomía
Como quiera que sea, a partir de Irmandades comienzan a configurarse las dos corrientes que darían prioridad a la cuestión gallega: la nacionalista, y la republicana autonomista. La primera se constituirá en el Partido Galleguista; más tarde, después de sufrir la escisión de Dereita Galeguista, se integrará en el Frente Popular. La segunda, integrada sobre todo por los coruñeses seguidores de  Santiago Casares Quiroga, se constituirá en la ORGA (Organización Republicana Gallega Autónoma) en octubre de 1929, con la inclusión, en un primer momento, de los nacionalistas republicanos de Villar Ponte. Defendía un programa federalista, pero aparecía demasiado vinculada al republicanismo estatal, con el que concertó el Pacto de San Sebastián. 


Reunión en 1936, presidida por Luís Iglesias Iglesias, de los  miembros de las distintas secciones del Seminario de Estudios Gallegos, institución que hizo contribuciones fundamentales en la redacción del Estatuto de autonomía.

http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/23321/1/THII~N22~P18-29.pdf


Xosé Vilas Nogueria y Alfonso Alfonso Bozzo

Pilar Rojo Noguera, Ramón Villares y Roberto L. Blanco Valdés
 


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