El segundo autor, el historiador Eduardo
Calleja en un artículo donde revisita la historiografía sobre la violencia
política en la II República, dedica la última parte a los negacionismos y
revisionismos sobre la misma. El revisionismo que otros historiadores imputan a
políticas de olvido implementadas por el PSOE (Espinosa), el autor se lo
adjudica a una operación político-mediática coincidente con el declive de la
historiografía franquista y el rearme ideológico de la derecha en la etapa del
Presidente José María Aznar.
Calleja diferencia el “neorevisionismo
político-mediático” mencionado del que llama “neorevisionismo académico”
procedente del ámbito universitario y perfectamente respetable y
debatible.Salvando el matiz anterior, Calleja prefiere hablar de “negacionismo
neofranquista” y de “revisionismo académico. El “negacionismo neofranquista”
siguiendo al autor, exonera de
responsabilidad al golpe militar y rechaza la naturaleza dictatorial y
represiva de la dictadura franquista. En lo que se refiere a la II república,
los negacionistas la descalifican por entero indicando que el fracaso de la
República trajo la Guerra Civil y la desagradable pero necesaria Dictadura
Franquista.
Por otro lado, el “revisionismo académico”
(viene a ser similar a la corriente comparativista comentada anteriormente de
Malefakis) cuestiona alguno de los rasgos del relato historiográfico
“progresista” comúnmente admitido lo que no implica una exculpación del
franquismo. Dicha corriente interpretativa no cuestiona, dice el autor, la
legitimidad de origen de la II República ni justifica la Guerra Civil pero
denuncia el carácter intolerante/intransigente del poder político en algunos de
sus períodos. El procedimiento utilizado consiste en presentar a aquéllos que
vivieron bajo aquella república democrática como esencialmente análogos a los
que lo hacen bajo la monarquía constitucional actual (Sánchez León), lo cual
resulta un ejercicio claro de anacronismo histórico como si quisiéramos
analizar el fenómeno de la Inquisición desde los parámetros del totalitarismo
nazi del siglo XX.
Los revisionistas persiguen responsabilidades
pero son remisos a profundizar en las multicausas explicativas del carácter
multifacético de, por ejemplo, la violencia en la II República. Denuncian el
enfrentamientos entre los totalitarismos de derecha e izquierda atribuyendo más
la culpa a la izquierda, y concretamente, al socialismo.
Así mismo, muchos de estos autores
revisionistas abandonan las perspectivas de estudio de la historia de tipo
estructuralista e indican que ni las aproximaciones antropológicas ni el giro
linguïstico son la mejor manera de abordar dicho período de entreguerras.
Reivindican la vuelta a la historia política (líderes, partidos políticos,
parlamentos, elecciones, diplomacia, instituciones) pero el problema, como
indica Calleja, es que la violencia en la II República no ha sido sólo de
naturaleza política/partidista sino también social (defensa de la propiedad,
orden público) y simbólica o cultural (religión, nación, clase).
* Eduardo Calleja; “La II República. Nuevas miradas, nuevos enfoques. La historiografía
sobre la violencia política en la Segunda República: una reconsideración” en
Hispania Nova. Revista de Historia Contemporánea. Nº 11. 2013.
* Stanley Payne: “1934: Comienza la Guerra Civil. En torno al libro de Pío Moa”, Cuadernos de Pensamiento Político,
enero-marzo de 2005, pp. 187-192; y El colapso de la República (1931-1936). Planeta-Agostini, Barcelona, 2005.
* Enrique Moradiellos: “Revisión
histórica crítica y pseudo-revisionismo político presentista. El caso de la
Guerra Civil española”, Conferencia
pronunciada en el Seminario organizado por el Dpto. de Hª del Pensamiento y de
los Movimientos Sociales y Políticos, de la Universidad Complutense de Madrid,
y por la Fundación José Ortega y Gasset, el 22 de octubre de 2009.
* Pedro
Carlos González Cuevas: “¿Revisionismo histórico en España?”, El Catoblepas. Revista Crítica del
Presente, nº 82, diciembre de 2008.
* Eduardo Calleja: “La historiografia sobre la
violencia política en la Segunda República española: una reconsideración”, Hispania Nova. Nº 11 (2013).
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Eduardo Calleja González |
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